Cuando pisé los antiguos terrenos de Tiwanaku, me invadió una ola de emoción y curiosidad, al saber que mi pais guardaba en su altiplano este místico e histórico lugar. En el colegio había aprendido acerca de esta cultura que había durado tantos años y ahora, por fin, estaba a punto de sumergirme en el enigmático mundo de la civilización Tiwanacota.
Con cada paso, me sentía conectada con el pasado de mi cultura, como si los espíritus de antepasados olvidados me guiaran por las ruinas. El primer atractivo fue la Pirámide de Akapana, tal vez uno de los sitios más importantes en Tikwanaku , que ns recuerda el respeto y culto que estas culturas tenía por la naturaleza pero especialmente por el sol. ¡Me maravilló la idea de cómo se construyó esta inmensa estructura sin tecnología moderna! Y llamo mi atención las diferencias en los materiales usados en estas ruinas con las ruinas que se encuentran en las Islas del Sol y de la Luna en Copacabana, como las culturas van cambiando…
Subiendo a la cima de esta pirámide, la vista es impresionante, se puede ver como este sitio sagrado se encuentra rodeado de montañas, que da la impresión que protegían a esta legendaria cultura. Ahí arriba, pudiendo observar todas las ruinas que recorreríamos y pensando en todo el trabajo y tiempo que debió llevarles construirlas, no podía evitar preguntarme acerca del dia a dia y las aspiraciones que tenía este pueblo.
Bajamos de allí, deseosos de llegara ala famosa Puerta del Sol, es una pieza artística con una precisión ingualable y tenia símbolos que cuentan historias que la ciencia aun no termina de contarlas, pues el guía nos contaba que aun falta mucha investigación al respecto. Pero algunos hechos de los que podemos estar seguros qes que tenían un muy buen entendimiento de la astronomía y que muchas de sus creencias y costumbres eran en base al movimiento de los astros.
El siguiente punto fue el templo de Kalasasaya, que en su interior guarda una gran cantidad de diferentes rostros, que según lei representan las diferentes culturas conquistadas por los tiwanakotas. Ese momento, de pie rodeada de enormes pilares de piedra, de esos rostros tan bien detallados, me senti humillada por el ingenio de esta antigua civilización pero al mismo tiempo orgullosa de saber que en algún punto desciendo de una cultura tan inmensa.
Y por supuesto, no podía faltar una visita al monolito Benneth, la pieza más grande encontrada en Tiwanaku. Aunque parezca increíble, este enorme monumento estuvo en la ciudad como 70 años; yo aun guardo recuerdos de, cuando al pasear por los barrios de Miraflores mi padre me mostraba y explicaba sobre el monolito benneth; ¡afortunadamente hoy se encuentra resguardado en el museo de Tiwanaku y es impresionante!
Al salir de Tiwanaku, senti una mezcla de emociones: asombro, respeto, gratitud, orgullos y unas ganas de contar al mundo que mi pais esta lleno de cultura e historia. Retrocedi en el tiempo, segui los pasos de mis antepasados y esta experiencia dejo una huella imborrable en mi corazón, me siento orgullosa de la herencia humana que nos dejaron.
Si estas por Bolivia, no dudes en visitar este destino, date la oportunidad de conocer un sitio arqueológico para conocer la complejidad de la historia humana.